lunes, 28 de julio de 2008

Situación Actual

El imperialismo norteamericano y la oligarquía criolla, de cara a las elecciones del próximo 23 de noviembre, están dedicados sin descanso a generar en el seno del pueblo: angustia, descontento y desestabilización; siguen brindándole financiamiento a los contrarrevolucionarios que promueven guarimbas médicas, de transporte, estudiantiles, de gremios profesionales, acaparamiento, especulación, desabastecimiento de productos de primera necesidad; el sicariato, provocan incidentes en la frontera, importan paramilitares, movilizan la 4ta Flota cerca de Venezuela y aceleran la “Alianza Estratégica” con los sectores empresariales más reaccionarios. Estas acciones son estimuladas y reciben todo el apoyo de los medios de comunicación apátridas y proimperialistas, nacionales e internacionales, quienes intentan confundir al pueblo venezolano y a los pueblos del mundo con mentiras, calumnias e infamias.

En este complejo escenario cada día crece el papel de la nueva oligarquía, los socialcapitalistas, que ha nacido y se ha fortalecido dentro de las filas de la propia Revolución manteniendo un discurso revolucionario al lado de sus prácticas mercantilista. Nadie debe engañarse, están agazapados pero se trata de sectores reformistas que en esencia son representantes del imperio, de la oligarquía apátrida y del proyecto capitalista; son restauradores de la cuarta república, promotores de la fragmentación social, el derroche de la renta petrolera y el debilitamiento del Estado Socialista.

En el momento actual los socialcapitalistas, para lograr su objetivo restaurador, vienen desviando el proceso revolucionario, económica y organizativamente, con híbridos como la cogestión, empresas mixtas, empresas de producción social, el cooperativismo sin principios, los consejos comunales mercantilistas, carentes de espíritu y conciencia socialista; se resisten a construir una nueva institucionalidad revolucionaria y continúan alejando el uso de la renta petrolera de las inversiones productivas que generen soberanía alimentaria, industrial, militar y tecnológica.

Desde el punto de vista político, los socialcapitalistas distorsionan el proceso revolucionario proponiendo una supuesta “unidad nacional”, la concertación con el imperio, el diálogo de “hermandad” con los escuálidos, la conciliación de clases y promueven campañas electorales circunscritas al egoísta ámbito local, desconectadas de las implicaciones nacionales e internacionales y arrastrando la pesada carga de los vicios del más puro estilo individualista, es decir, del estilo burgués.

Los socialcapitalistas han venido haciendo este trabajo de alejamiento, estrangulamiento y liquidación de la base ideológica, política, económica y social de la revolución de manera velada, pero cada vez con mayor fuerza, apuntando siempre a la restauración de la cuarta república. Son los mismos grupos pequeño burgueses que han hegemonizado la dirección del proceso revolucionario, que cada vez adquieren mayores espacios y que el pasado 11 de junio de manera peligrosa y vergonzante levantaron la bandera de la “Alianza Estratégica” de la Revolución con lo más apestante de la oligarquía fascista, alianza con quienes, junto al imperio norteamericano, protagonizaron el golpe de Estado de abril del 2.002 y luego participaron, y todavía participan, en todas las acciones de desestabilización promovidas por Bush y las transnacionales.

Todo esto forma parte, incluyendo el rol de los socialcapitalistas, de la planificación de otro golpe de Estado fascista más sangriento que el golpe de Pinochet para derrocar al Gobierno Revolucionario, salir de Chávez, apoderarse de nuestro petróleo y pisotear nuestra dignidad.



ELEMENTOS QUE COMPONEN LA SITUACIÓN ACTUAL

  • Venezuela es un país rentista en el que todas las clases sociales dependen esencialmente de la renta petrolera que, con pocos obreros, genera PDVSA y posee unas categorías políticas, sociales y económicas especiales.

  • Hay apropiación de la plusvalía a la par que transferencia de la renta.

  • Tenemos un gran sector marginal, en el país predominan las ideologías individualistas: marginales, clase media, oligarquías blandas, nuevos ricos.

  • A la salida de la última bonanza petrolera las clases más apartadas del pezón petrolero, que tenían grandes expectativas con el segundo mandato de Carlos Andrés, se vieron desilusionadas y produjeron un motín.

  • Quedó en evidencia que el pacto de punto fijo estaba agotado y entramos en etapa de turbulencia que dura hasta ahora.

  • Desde el 4 de febrero existe un camino que avanza dando tumbos, y no consigue estabilizar una nueva hegemonía, todo queda ambiguamente esbozado: el poder popular, la propiedad social, la formación del partido. Muestra esta situación la profunda lucha de clases, con su correspondiente ideológico, que se escenifica en el interior de la Revolución y la proximidad de una fase de desenlace.

  • Luego de la derrota sufrida en el referéndum del pasado 2 de diciembre, consideramos indispensable la reflexión profunda y el debate crítico para definir con claridad las causas de este revés (Revisión), la adopción de los correctivos (Rectificación) y el necesario Reimpulso del proceso.

  • Una revisión de lo acontecido indica que hacia el interior de la Revolución predomina la ambigüedad propia de la ideología pequeño burguesa que favorece las vías hacia la restauración de la cuarta república. El motor ideológico pequeño burgués que desde un principio ha guiado a la Revolución está fundido, sus argumentos para avanzar hacia el Socialismo están agotados e internamente la ideología pequeño burguesa, reformista, conciliadora y restauradora, se erige como el principal enemigo a derrotar dentro de las filas de la Revolución.

FUERZAS QUE INTERVENDRÁN EN LA FASE DE DESENLACE.

  • La oligarquía consolidada

  • La neoligarquía

  • Los marginales, más o menos organizados.

  • La pequeña burguesía

  • La clase obrera y sus aliados.

LA QUINTA COLUMNA EN LOS CENTROS DE TRABAJO

Ahora bien, como expresión de la lucha de clases, reflejo de la pugna entre los dos proyectos de país y la batalla que estamos librando en nuestro propio ámbito laboral, vemos como los reformistas y contrarrevolucionarios infiltrados en distintos cargos dentro de las instituciones públicas, insisten en mantener las prácticas de autoritarismo, individualismo, exclusión, discriminación y segregación de los trabajadores y trabajadoras contratados como si fuesen parias; asfixian financieramente los proyectos sociales-productivos y a quienes se dedican a realizar trabajo social; continúan promoviendo el derroche y el burocratismo típicos de la cuarta república y en todo momento se muestran en la práctica contrarios al avance de la revolución y a los lineamientos del Comandante Chávez.

Funcionarios de este tipo siempre están frenando las iniciativas revolucionarias, bloquean todo lo que sea beneficioso para las comunidades y el pueblo en general y además, desde sus posiciones, arremeten directamente contra los trabajadores y trabajadoras revolucionarios. Consideran que la democracia participativa y protagónica, establecida en la Constitución Bolivariana, es sólo para ejercerla en las comunidades, los barrios, urbanizaciones y en las calles. Desde sus puestos de trabajo la Revolución se convierte en sal y agua, siempre le sobran argumentos para oponerse a las propuestas de cambios revolucionarios del Comandante Chávez y el Gobierno Revolucionario. Son los representantes del imperio y la oligarquía dentro de las instituciones y agazapados, como Quinta Columna, se rodean de sus semejantes y mantienen en sus cargos una pequeña plaza altamira, a la espera de cualquier zarpazo.

Los bolivarianos, chavistas, socialista y revolucionarios estamos obligados a unirnos, organizarnos y tomar acciones para sacudir ese nefasto mapa de intereses contrarrevolucionarios y ponerle un freno a esta bochornosa situación que impide, dentro de las instituciones públicas, el avance de la revolución.


UN PASO AL FRENTE

Desde esta perspectiva, los trabajadores y trabajadoras revolucionarios del Ministerio del Poder Popular para Energía y Petróleo, sus entes adscritos, integrantes del PSUV y militantes de otras organizaciones revolucionarias que apoyamos al Comandante Chávez y la política del Gobierno Bolivariano, estamos obligados a dar un paso al frente. Se trata de una tarea histórica indelegable e inaplazable de los trabajadores y trabajadoras revolucionarios y estamos llamados a unirnos y dar nuestro aporte a la creación y consolidación de un movimiento laboral de vanguardia, antiimperialista, anticapitalista, clasista, al margen de los vicios del viejo sindicalismo, que se convierta en una herramienta para luchar contra el burocratismo, la corrupción, que nos permita defender la revolución y profundizarla rumbo a la construcción de una sociedad socialista, en estrecha alianza con los consejos comunales, las misiones, el movimiento estudiantil revolucionario y demás organizaciones del poder popular.

En este escenario de la lucha de clases, un equipo de trabajadores y trabajadoras revolucionarios del Ministerio del Poder Popular de Energía y Petróleo, y sus entes adscritos estamos promoviendo la creación del Frente Socialista de Trabajadores y Trabajadoras de la Energía.

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